Por mucho framework que te enseñen para la toma de decisiones, si no ‘te pone’ la responsabilidad de tomar estas decisiones nunca vas a poder realizar elecciones con seguridad, y por tanto con mayor probabilidad de éxito.
La responsabilidad no se delega
La toma de decisiones es una de las mayores responsabilidades en el Management, ya que en función de las elecciones que tomes, van a variar los resultados por los que se miden a tu equipo y a ti mismo como Manager.
En esto de la toma de decisiones hay 4 estilos principales:
Autocrático: La decisión la toma una persona
Democrático: La decisión se mutualiza, una persona un voto
Consultivo: La decisión la toma una persona, pero consulta a otras personas sobre la misma
Consensuado: La decisión es un acuerdo al que llega el grupo de personas, no hay un ‘decision maker’ definido, sino que es mancomunado.
En la época del buenismo, os podéis imaginar que los estilos que empiezan a predominar son el democrático y el consensuado. Error. Puede ser democrático el restaurante en el que celebrar un éxito, puede ser consensuado el presupuesto para un evento, pero en la vida de la gestión de equipos la responsabilidad recae sobre el Manager, y se le paga por ello. La democracia es genial, pero cuando todos parten de la misma posición. El problema de las decisiones consensuadas es su puesta en marcha, la idea es muy buena, pero luego la toma de la decisión se eterniza.
Un Manager debe tomar decisiones que vayan encaminada siempre a conseguir y sobrepasar los objetivos que se marcan. El cómo lo haga es la parte importante en la gestión del Manager, claro, por eso nos pagan, y ahí la Gestión Humanista es clara en cuanto que se debe poner a las personas en el centro, y por tanto la toma de decisiones contará con el impacto que estas puedan tener en el equipo y sus personas.
La Gestión Humanista no persigue tratar a las personas como elementos inferiores que necesitan de nuestro apoyo constante, ni mucho menos, se trata de acompañarles y darles dirección en el qué hacer y por qué hacerlo para que ellos puedan decidir el cómo; y si encuentran dificultades, entonces el Manager entra en acción para desbloquear la situación y encontrar la mejor solución.
Por tanto, los estilos que mejor acompañan por regla general al Management son el autocrático y consultivo, ya que la toma de decisiones recae finalmente en una persona, que puede recibir feedback de otras fuentes según el caso para poder tomar una decisión con mayor certeza. Estos estilos son más ágiles, y esto es especialmente importante, ya que la inmensa mayoría de las decisiones pueden dar marcha atrás y tomar una nueva dirección si ésta fue errónea, pero cuanto antes se tome la decisión, antes se puede empezar a iterar, y por tanto antes se identifica si la elección fue buena o si es necesario reconducirla.
Aunque suenen muy bien, los estilos democráticos y consensuados son muy poco ágiles, requieren de mucha discusión, de mucho aplazamiento en la decisión, y en muchas ocasiones llegar simplemente a una solución de compromiso que contente a todos, en lugar de llegar a la mejor decisión posible.
Tomar decisiones duele
Muchos Managers, los conocéis, se niegan a tomar decisiones, las aplazan continuamente, o dirigen el dedo hacia otro equipo, o directamente hacen responsable de la decisión a una persona de su equipo. Y te dicen que delegan.
Se delegan las tareas o los proyectos, pero no la responsabilidad, y la toma de decisiones es una de estas responsabilidades.
Tomar decisiones muchas veces implica elegir simplemente entre la decisión menos mala de todas, sin ser ninguna buena. Tomar decisiones implica en ocasiones la probabilidad alta de fallar y quedar señalado, de salir en la foto. Tomar decisiones implica en ocasiones tener que bajar a alguien de tu equipo, o tener una conversación complicada con alguna persona. Tomar decisiones puede ser pivotar, o cambiar los objetivos a mitad de camino.
Tomar decisiones implica la posibilidad de fallar, pero también implica la posibilidad de que tu equipo lo haga mejor por una decisión que has tomado basada en los datos, en el entendimiento del contexto y de las personas, de tu conocimiento y de la proyección que eres capaz de realizar hacia el futuro gracias a la intuición o a algunas de las técnicas que te ayudan en la toma de decisiones. A los que nos dedicamos al Management, una de las cosas que más nos pone es precisamente tener la responsabilidad de tomar decisiones, y que esto tenga un impacto en tu equipo y en la empresa.
Al que se emocione cuando toma decisiones tendría que pensar en girar su carrera hacia el Management proque va a encontrar muchas situaciones como ésta. Al que se le descomponga el estómago cuando tiene que tomar una decisión le aconsejor primero que busque una formación al respecto para que pueda superarlo, y si no lo consigue, que gire su carrera profesional en otra dirección, porque aunque se pueda ofrecer un buen salario, nunca merecerá la pena sufrir de manera periódica cuando se enfreta a este tipo de situaciones.
En un futuro artículo exploraré algunos frameworks para hacer que la toma de decisiones sea más segura, o al menos te haga sentir más cómod
Es mejor que seas tú el que toma las decisiones
Tomar decisiones duele, requiere de mucho tiempo de reflexión, pero alguien tiene que hacerlo, y mejor que seas tú y no que alguien las tome por ti. Es mejor que seas tú mismo el que lleva las riendas.
Estamos de vuelta
Después de dos meses de baja por paternidad y una promoción en la empresa, por fin he podido retomar la escritura sobre Management.
Para el que lea esto por primera vez, encontré por fin hace años el trabajo que me motiva: Gestionar equipos para que las personas que lo forman ofrezcan su mejor rendimiento, y crezcan, y así se beneficien sus compañeros, los clientes, y la empresa. De eso va este blog, de cómo lograrlo, pero bien, no como en esos entornos ultra-competitivos y de presión desmesurada en los que yo aprendí, por las malas.
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