Buenos días,
Bienvenido a Human-Centered Management, una newsletter llena de ideas y buenas prácticas sobre organización, gestión de equipos y liderazgo.
No es algo nuevo, desde hace años sabemos de empresas que controlan la interacción de los empleados con sus dispositivos para asegurar así la “productividad” del empleado.
Desde la pandemia, el paso al teletrabajo es algo habitual entre los empleos que no requieren una presencia física. Pero ya antes había empresas que teletrabajan total o parcialmente y que aplicaban técnicas de monitorización del empleado. También empresas que aplican estas medidas en oficina.
¿Qué monitorizan las empresas?
Las empresas se quieren asegurar de que las personas que lo formen estén delante de la pantalla, y para ello, lo más habitual consiste en poner un keylogger que registra la actividad en el teclado, aunque también se puede monitorizar ratón, pantalla, navegador, historial de búsqueda, impresiones o escaneo, correo electrónico, … tanto como se quiera.
Hay algunas medidas estridentes como tener la la vídeo-cámara activada para que el software que te instalan pueda tomarte una foto cada cierto tiempo y así asegurar que estás delante de la pantalla. Si no estás delante de la pantalla, malo.
Ojo que también existen empresas que toman estas medidas en oficina, no es algo exclusivamente relacionado con la actividad desde fuera de la oficina como pudiera pensarse. No es aislado el caso de empresas que miden el tiempo que los empleados toman en pasar de una puerta a otra, o por ejemplo el tiempo que toman fuera del edificio, o en el servicio. Estas empresas utilizan sistemas de reconocimiento facial o huella para llevar el control, claro.
Pero, ¿por qué lo hacen?
Bien, la respuesta sencilla, sin miedo a equivocarme, es la desconfianza hacia el empleado.
Cuando una empresa pasa más tiempo pensando en cómo monitorizar a sus empleados que en encontrar formas de que aporten más valor, entonces está jodida.
Cuando una empresa dedica el valioso tiempo de su gente para ‘innovar’ en modos de monitorizar a sus empleados y ‘cazar’ al que no cumpla con su visión de lo que es ser productivo, entonces tiene una visión retorcida del mundo de los negocios y del propio ser humano.
Incluso en aquellas empresas que pagan por hora, esta práctica no tiene ningún sentido, porque los trabajos del año 2021 poco tienen que ver con una cadena de montaje, y por tanto las personas tenemos diariamente puntos de alto rendimiento y otros de más bajos.
A estas alturas de la película a los empleados habría que medirles por el valor aportado a un determinado trabajo, asegurándose de que el trabajo va a ser realizado en tiempo y forma acordados, y punto. Tal vez le puedas añadir algunos condicionantes sobre el cómo realizarlo, pero no entremos en mucho más detalle, no tiene sentido.
Consecuencias
Es evidente que la falta de confianza en los empleados que demuestran las empresas que aplican estas prácticas no sólo es terrible, sino que tiene consecuencias muy claras:
Una persona que se siente monitorizada, sabe que no confían en ella, que a la mínima que no cumpla con sus requisitos de dudosa ética van a ser advertidos, con la posible reducción de salario asociada, y en caso de reiteración la pérdida del empleo.
Un empleado que se siente así es imposible que se sienta motivado, imposible. Un empleado sin motivación es un empleado cuyo rendimiento no alcanzará su pico más elevado, y más aún, un empleado que se sabe monitorizado estará más pendiente de ‘no fastidiarla’ que de aportar verdadero valor.
La falta de confianza implícita entre el empleado y el empleador en este contexto es absolutamente contraproducente para los intereses de la empresa. Entre otras muchas cosas, cuando señalas públicamente la falta de confianza en tus empleados estás destrozando el trabajo en equipo y sus beneficios multiplicadores, ya que todo el mundo sospecha.
Hay mejores maneras de evaluar el rendimiento de un equipo. Richard Hackman estableció 3 principios válidos para cualquier industria:
Resultados u objetivos (establecer claros resultados a entregar)
Experiencias individuales. En equipos exitosos la gente aprende y siente que otros miembros se preocupan por su bienestar y su crecimiento como parte del equipo.
Cohesión del equipo: Asegurarse de que trabajan como una unidad.
Cuando hay falta de confianza, se pierde la autonomía por completo, porque no puedes hacer las cosas como quieres sino como te obligan. Muchos estudios han indicado que la autonomía es un factor clave para el rendimiento y satisfacción del empleado. La autonomía muestra confianza y permite tomar la responsabilidad sobre los proyectos y hacerlos propios. La monitorización del empleado destroza no sólo su autonomía, sino como hemos visto también su rendimiento, satisfacción, e identificación con los proyectos sobre los que trabaja.
Si las consecuencias negativas son tan evidentes, por qué siguen adelante con ello?
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